EL CLASICISMO
Introducción y Antecedentes
Hacia 1760 y como consecuencia del Barroco, por toda Europa se había extendido el nuevo espíritu artístico que acompañaba al concepto social y político del período que se ha llamado Rococó o Galante (Style Galant). Este movimiento consistía en una simplificación de las artes.
La lengua excelsa de la Ópera Rococó continuará siendo la italiana, excepto en París y ocasionalmente, en Londres.
Hacia finales del siglo XVIII, tanto el simetrismo del Barroco, como los adornos y redundancias del Rococó, habían empezado a desvanecerse.
Otros compositores de ese tiempo trabajan también, en la transformación de la Sonata en bitemática (dos melodías, incluso opuestas por su carácter rítmico y melódico para que puedan confrontarse); impulsando el uso de las modificaciones de tempo y dinámica (intensidad sonora) para lograr una mayor expresividad en la música; y en el desarrollo de la Gran Sonata para Orquesta, obra de mayor duración y contenido musical que se conocerá en adelante, a fines del siglo XVIII, con el nombre de SINFONÍA.
Por Clasicismo se entiende en la Música, el período que va desde la Reforma de la Ópera y la aparición de las obras y el estilo de los grandes maestros vieneses Haydn y Mozart, hasta las primeras obras del alemán: Beethoven, de quien se dice ser el último de los clásicos y el primero de los románticos.
Los Preceptos Clásicos expuestos por los músicos aspiraban a la unidad en la libertad y el orden, buscaban el equilibrio de la forma y ponían énfasis en la selección de las tonalidades.
Constituían una disciplina impuesta por el hombre a sí mismo, la conquista de una autonomía espiritual. No querían anular lo individual en lo universal; aspiraban a coordinar o mejor dicho a subordinar el uno al otro.
El resultado obtenido fue la instauración de un Individualismo universalizado. Logra así, el Clasicismo Musical una mayor expresividad y un sentido melódico nuevo que, unidos a una concepción diferente de la armonía, implican un abandono del Estilo Barroco y de sus técnicas.
Como ya habíamos señalado, en 1711 el inglés John Shore inventa el Fork Tune o Diapasón y pronto se establece un Patrón de Afinación de La (435).
En el Clasicismo, se fijaron patrones que han perdurado en el tiempo, para lograr definir las estructuras y características formales de las obras.
Estas reglas les llegaron a los clasicistas no como exigencia predeterminada, sino como un hecho inherente a la ley y el orden; auto engendradas.
En el Clasicismo Temprano estas normas eran estáticas y objetivas; en el Clasicismo de finales del siglo XVIII son dinámicas; es decir, se convierten en funciones y principios.
En lugar de la Cultura Cortesana, cobra mayor auge la Cultura Burguesa en las mansiones, casas, cafés y salones privados.
Gluck, La Reforma de la Opera
y su importancia. Noverre y el Ballet
En la segunda mitad del siglo XVIII, el coreógrafo y bailarín suizo, radicado en Francia, Jean-Georges Noverre (1727-1810), en el libro Lettres sur la Danse et Ballet (1760); publicado precisamente, dos años antes del estreno de la ópera Orphee de Christoph W. Gluck, expuso su nueva visión sobre la danza y el ballet, la cual venía a modificar radicalmente, la concepción cortesana (Ballet de Corte) que por tradición predominaba en Francia desde el siglo XVI.
En 1776, Noverre había sustituido a Gaetano Appolino Vestris (1729-1808) como maestro de baile de la Académie Royale u Opera de París; bajo la gerencia de Maximilien Gardel y Jean Dauberval, comienza a realizar las transformaciones cruciales a la danza. Noverre será uno de los creadores del Ballet Moderno y renovador del arte de la Danza. No le fue fácil ni sustituir el Ballet de Corte ni imponer sus cambios, ya que muchos de estos eran vistos como inmorales: acortó las faldas, ajustó los trajes al cuerpo y estableció las bases para el actual ballet profesional.
Entre otras cosas, Noverre recomienda que para practicar el Ballet se abandone el traje de corte y se adopte el nuevo vestuario especial e insiste en la importancia de la pantomima o arte de expresarse por medio de movimientos y gestos, dentro de la coreografía. Noverre concibe un espectáculo coreográfico que se organiza de acuerdo con el desarrollo de una acción y que está destinado a conmover al público a través de gestos realzados por la música, los decorados y los trajes.
Con estas Óperas realizadas todas en la misma dirección: la Dramatización Natural, Gluck plantea una interesante visión para la reforma de la ópera, cuyos ocho (8) postulados principales fueron:
1. La música sirve a la poesía, a la expresión de los sucesos anímicos y externos.
2. La música caracteriza personajes y situaciones. No es un fin en sí misma.
3. La música debe ser sencilla y natural.
4. Aparece el Recitativo Acompañado en sustitución del Seco acompañado por las cuerdas.
5. El Coro se integra a la acción argumental.
6. El Ballet también toma parte activa así como el Coro. (Persiguiendo este fin colaboró con el gran renovador del ballet, el francés Jean-Georges Noverre).
7. La Obertura hace referencia a la acción del argumento.
8. No deben existir estilos nacionales, la música ha de ser internacional.
Gluck logró un gran éxito al situar el drama por encima de la música, lo cual afectó la historia de la ópera directa e indirectamente.
La Orquesta Sinfónica
La Sinfonía Clásica aparece junto con la consolidación y progresivo desarrollo de la Orquesta, que cada vez posee nuevos y mejores instrumentos, se amplía la gama de matices y las combinaciones sonoras. Surge en este momento la figura de un gran compositor checo nacido en Nemecky Brod, JOHANN WENZEL STAMITZ (Jan Václav Antonín Stamic, 1717-1757.
La Sinfonía será una de las Formas Musicales características del Clasicismo.
A partir del Clasicismo, SINFONÍA será una composición musical orquestal como la forma sonata, dividida en cuatro partes, llamados Tiempos o Movimientos, ordenados según un principio de contraste. Hasta finales del Barroco, estas Sinfonías se estructuraban con una única melodía o Tema (monotemáticas). Su estructura general frecuentemente, durante el Clasicismo, se basará en cambio, en el esquema de la Sonata Bitemática.
A la agrupación de instrumentos para los cuales se escribían estas novedosas obras se la llamó: Orquesta Sinfónica, por estar destinada a tocar estas Sinfonías, cada vez más numerosas e interesantes.
Haydn, Boccherini y Mozart
Franz Joseph Haydn, compositor austriaco nacido cerca de la frontera húngara, en la villa de Rohrau, Baja Austria (1732-1809), es autor de una vasta producción musical que comprende música de cámara, sinfónica y vocal, tanto religiosa como profana. No sólo es importante la gran cantidad de Sinfonías que compuso sino, y lo más importante, es su gran inventiva, la inspiración siempre renovada y las conquistas formales que de él hicieron el verdadero Padre del género sinfónico.
En 1788 Haydn escribe tres Sinfonías numeradas 90, 91 y 92, de las cuales mencionamos esta última conocida como Sinfonía Oxford por haber sido dedicada a la Universidad que le honró con el título de Doctor Honoris Causa. Haydn regresó a Viena donde permaneció hasta su muerte; allí compuso el Himno austriaco y el Cuarteto en do mayor, H.III N° 77(Emperador) con variaciones sobre el mismo en 1797. Compuso además, 12 Misas, un Stabat Mater, otras obras religiosas y muchas obras de cámara, 84 cuartetos de cuerda, unos 30 tríos para cuerdas, cerca de 50 conciertos, Divertimenti, solos instrumentales, cantatas, obras vocales y para la escena, etc.
La Sinfonía Clásica se representa, sobre todo en la obra de Haydn con sus 104 Sinfonías compuestas desde 1759 hasta la madurez (12 Sinfonías de Londres a partir de 1795).
La estructura de sus Sinfonías seguirá entonces, el esquema que se impondrá en el Clasicismo: El primer movimiento, el más desarrollado de todos, lo organizaba en la clásica forma tripartita de Exposición-Desarrollo-Reexposición. En la primera parte, tiende a aparecer el segundo tema, que en muchos casos, es una derivación del primero, mientras que el Desarrollo, limitado al principio a unos cuantos compases, se va haciendo más amplio y complejo, incluso desde el punto de vista de las modulaciones tonales.
Los Adagios del segundo movimiento los concibe con mucha libertad y suele presentarlos con melodías que canta y robustece con fresco sabor popular; al igual que los Minuetos del tercer movimiento. El cuarto y último movimiento concebido como Rondó o en ocasiones, como características fugas, desbordan en alegría y energía. Sus orquestaciones suelen ser muy parejas, con la presencia de la masa de cuerdas (violines, violas, violonchelos y contrabajos que casi siempre doblan las partes de los violonchelos), y un grupo de instrumentos de viento integrado por una flauta, dos oboes, uno o dos fagotes y dos trompas.
Luigi Boccherini (1743-1805): nacido en Lucca y muerto en Madrid; se formó inicialmente, con su padre y luego en Roma (1757), donde muy pronto se destacó como ejecutante del violonchelo, del violín y compositor. En 1768 se trasladó a España donde prestó servicios en la Corte. Es autor de una abundante producción musical que incluye 93 cuartetos de cuerda, 123 quintetos, 20 sinfonías, suites orquestales, sonatas para violín, violonchelo, un famoso Concierto para violonchelo en si bemol mayor; los oratorios Gioas, Giuseppe riconosciuto; la ópera en español Clementina; un Stabat Mater (1801); misas, Cantata de Navidad y otras obras.
Wolfgang Amadeus Mozart, también austriaco, nació en Salzburgo el 27 de enero de 1756 y murió en Viena el 5 de diciembre de 1791. Hijo de un violinista, compositor y pedagogo Leopold Mozart (1719-1787) y de Maria Anna Pertl; es la otra figura fundamental del Clasicismo Musical.
Genio musical por excelencia, niño prodigio y fecundo compositor, a los cinco años ya escribía un Minué y trío para piano KV.1 y a los doce (1768) estrenaba su primera Ópera en Viena, Bastien y Bastienne. Desde su primera Sinfonía K.16 en mi bemol mayor, data de 1765, compuesta a los nueve años, supo ascender hasta la madurez maravillosa de obras perfectas en todo sentido.
Mozart, crea un novedoso género para la ópera, el Dramma Giocoso, en el cual mezcla con maestría personajes trágicos con escenas de farsa y amalgama el conjunto con un gran sentido teatral. Respeta las tradiciones en sus óperas serias y cómicas en italiano y más tarde, incorpora además, el Singspiel, o pieza popular con texto en alemán, como lo hará en La Flauta Mágica, la cual marca las pautas seguidas, más tarde, por Weber.
Los compositores anteriores a Mozart trabajaban de manera casi exclusiva para las cortes o nobles que contrataban sus servicios. Mozart fue el primer compositor que tras abandonar las seguridades de su contrato con el Arzobispo de Salzburgo, trató de vivir de su talento musical en Viena, como el primer compositor independiente; en tal condición, apenas logró su subsistencia gracias a las clases de piano que impartía, a los encargos de obras y a los honorarios que recibía por sus recitales y presentaciones.
Escribió más de 700 obras en su corta vida, pertenecientes a todos los géneros: óperas, música vocal, de cámara, 41 Sinfonías, desde 1765 varias de las cuales son verdaderos monumentos del género.
Casado con Constanze Weber, tuvieron seis hijos, Raymond Leopold (1783), Karl Thomas (1784), Johann Leopold (1786), Theresia (1787), Anna (1789) y Franz Xaver Wolfgang (1791-1844) quien también fue músico y compositor.
Como concertista y virtuoso del piano se presentó en los más importantes centros culturales de su tiempo: Londres, Amsterdam, Bruselas, París, Mannheim, Munich, Salzburgo, Zurich, Praga, Viena, Verona, Milán, Mantua, Florencia, Roma y Nápoles. En muchas de ellas, durante su permanencia compuso parte de su vasto repertorio magistral.
La Ópera en Mozart
W. A. Mozart escribió algunas de sus óperas ubicándolas en su propia época; rompió así, la tradición de escoger argumentos de la antigua Grecia, Roma o de la historia. Las Bodas de Fígaro, ópera que fue representada en 1786, fue considerada por muchos de sus contemporáneos, como una provocación o desafío, ya que en ella, el compositor presentaba una cruda crítica a la nobleza.
Mozart, es el verdadero fundador de la Ópera Alemana ya que en sus 19 óperas (Entre ellas, Bastien y Bastienne, 1768; El Rapto del Serrallo, 1782; Las Bodas de Fígaro, 1786; Don Giovanni, 1787; Cosí fan tutte, 1790 y La Flauta Mágica, 1791) logra reunir todos los estilos y sintetizar los preceptos de su antecesor Gluck; utiliza la melodía como los italianos, se sirve de la declamación (recitativo acompañado) de Gluck y da una nueva importancia a los pasajes orquestales sinfónicos.
En sus obras, pese a esta concepción estética, nunca se debilitó el drama, antes por el contrario, las exigencias de la escena estuvieron siempre en primer plano en su mente.
Mozart* estudiaba los textos para sus óperas con todo cuidado, y cuando aceptaba un libreto, lo sometía a numerosas consultas con su autor, quien se veía obligado a cambiar escenas, oraciones y hasta palabras aisladas, si no las encontraba de su gusto. El compositor además, enfrentaba cada argumento, situación y ser humano con la más absoluta objetividad. Las situaciones e individuos surgían ante él como verdaderas expresiones musicales; su concepción del melodrama era absolutamente estética y la música era su idioma.
El Clasicismo vienés
Paralelamente, el llamado Clasicismo Vienés plantea un viraje en diferente dirección para la creación musical y sitúa a Austria y más específicamente, a Viena en el primer plano de la vida musical europea. Aquí vivirán, enseñarán y crearán sus grandes obras, tanto Haydn y Mozart como Beethoven y Schubert.
Aunque muchas de las obras de son catalogadas por algunos autores como pertenecientes a la corriente del Style Galant o Empfindsamkeit, por abandonar la escritura polifónica a favor de la nueva tendencia de escribir melodía y acompañamiento, además de que las obras estarán impregnadas de esa particular sensibilización, patetismo y vibrante acento de pasión que, más tarde, desembocará en el romanticismo y que encontrará una plenitud fortuita en la poderosa y envolvente sonoridad del novedoso pianoforte.
Francia y la Opéra
A pesar del gran Movimiento Sinfonista generado por los grandes maestros del clasicismo vienés, en el terreno de la música seguía imperando la atracción de las cortes y del público por el género operístico que, como vimos, había encontrado en Francia, nuevos derroteros: la Opéra Comique con dos tendencias, la Ópera realista y la Ópera buffa, burlesca y satírica.
Los patrones de la reforma de la ópera iniciada por Gluck, tienen en Francia a un alumno y seguidor en:
El término Opéra Comique adquiere un significado de gran ambigüedad, aplicable por igual, a cualquier obra músico-dramática con diálogos hablados, sean estos de carácter cómico o trágico. Autor de la ópera Joseph (1807) y una larga lista de otras; son muy populares sus canciones patrióticas Chant nacional du 14 juillet, Chant du Départ, Chant du Retour.
En la misma dirección de Gluck, se destacaron sus alumnos:
Jean-François Lesueur (1760-1837
Luigi Cherubini (1760-1842
*Dentro de la producción operística, resaltan también, los parisinos:
Ferdinand Hérold (1791-1833
Jacques-François Halévy (1799-1862
Adolphe Adam (1803-1856)
Hippolyte Mompou (1804-1841)
Antoine Louis Clapisson (1808-1866)
Louis Niedermeyer (1802-1861
miércoles, 29 de julio de 2009
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